Febrero 18 de 1856
En la ciudad de México inicia sesiones el Congreso Constituyente que fue convocado el 17 de octubre de 1855 por Juan N. Álvarez, presidente interino de la República.

Dos días después, el ministerio de Gobernación enviará una circular en la que anunciará esta instalación: “el 18 a las tres de la tarde abrió sus sesiones con la solemnidad acostumbrada. El Plan de Ayutla está, pues, cumplido en su parte más esencial: los representantes del pueblo están ya reunidos para desempeñar su alta misión, y la República puede esperar un porvenir de libertad y progreso”.

Los trabajos terminarán el 5 de febrero del año siguiente cuando será jurada la Constitución de 1857.

Esta Acta de Independencia señala que, a partir de ese momento, el Imperio Mexicano posee voz y voluntad propia gracias a los esfuerzos de sus hijos en la guerra por la Independencia, para acabar con el vasallaje al imperio español y poder conformar un gobierno propio, al igual que las naciones libres del mundo.

Dentro de las palabras expresadas en esta acta independentista, los firmantes de la Independencia hacen referencia a la conquista de sus derechos, los cuales son concedidos por el “Autor de la Naturaleza” y reconocidos por las “naciones cultas de la tierra”, siendo estos derechos de índole sagrada e inenagenables.